El éxodo del hombre del
Paraíso consiste en que en el Paraíso el hombre
permanecía en estado
espiritual, en una existencia supraterrenal e integrado de
imaginación, inspiración e intuición, pero a
causa de la influencia luciférica el hombre sufrió
el revestimiento con la materia del
espíritu desintegrado. La materia es un relleno en
nosotros que no forma parte de nuestro ser, y es por ello que
morimos físicamente, pues el hombre vive hasta que la
materia, que encierra la tendencia constante a querer explotar,
vence lo que la mantiene unida en nuestros cuerpos. Lo que
mantiene unidos a los huesos es el
poder de la
imaginación, pero si se impone la fuerza de la
materia de los huesos, éstos no podrán subsistir, y
lo mismo sucede a los músculos, a los que les mantiene la
inspiración y a los nervios, que son mantenidos
cohesionados por la intuición. Como generada que ha sido
por los Asuras, la materia tiende a la descomposición y a
la desintegración, al caos total -lo que los
científicos definen como entropía-. La carne y sangre que tales
entidades se cobran por consentir que la sustancia material en el
ser humano se mantenga cohesionada durante el tiempo
necesario para que la humanidad llegue a desarrollar sus yoes
individuales, es el precio que el
Mal percibe en especie.
La sangre es el elemento que pertenece a Lucifer, aunque los
Asuras son quienes se alimentan de esa sangre humana, para
extraer de ella el Yo y de sus fragmentos crear nuevas entidades
demoníacas, y emplearla para crear las condiciones de su
particular Octava Esfera, que no es sino el infierno o Hades de
las mitología religiosa. Es por medio de la
sangre donde debe de ganarse la batalla que se realiza en el
hombre entre el bien y el mal, pues en la sangre reside el
principio para el desarrollo del
ego. En la sangre están los antecesores y el poder que
rige nuestros destinos, en correspondencia al dicho "Lo que
tiene poder sobre tu sangre, tiene el poder sobre ti" (de
ahí el poder maligno de Mefistófeles sobre
Fausto y que quisiera firmar su pacto con su sangre,
precisamente para dominar su ego), pues así como el cuerpo
etérico es la expresión de los fluidos
vitales y el cuerpo astral lo es del sistema nervioso,
la sangre es la expresión del Yo. Fue la exogamia y la
mezcla de sangres, que en otras especies animales mata, lo
que hizo en su momento perecer al poder clarividente, al
nacimiento del intelecto y de una nueva consciencia de vigilia,
que destruyó la clarividencia atávica del
hombre-animal inferior.
El descenso de
Cristo al inframundo
Cuando hace dos mil años llegó el tiempo de
Cristo, ya no bastaba con introducir en la naturaleza
inferior subconsciente del hombre aquello que se contrapone
a Lucifer. Había que añadir algo nuevo que el
hombre pudiera acoger en su consciencia, y eso nuevo no era sino
el Cristo (que viene a constituir la evolución ulterior del Dios Jahvé).
Y al adherirse al Cristo, el hombre se vincula a todos los
hombres, lo cual hará que el hombre pertenezca
realmente a la tierra, y
eso ya de por sí se contrapondrá a la
espiritualización nirvánica que pretendía
Lucifer.
Con la muerte del
Cristo físico en el Gólgota, en cuyos momentos el
mal se había hecho con el control del mundo
físico, Cristo desciende y penetra en el submundo
asúrico inframaterial de la Octava esfera, la antesala de
los Infiernos, y se enfrenta con los Asuras, últimos
responsables de la materia, para frenar sus impulsos
destructivos, y consigue así que tales seres, que actuaban
terriblemente con las almas humanas de los fallecidos, solo
puedan ejercer su función en
el futuro según el Karma real de la
Humanidad. Si no se hubiera enfrentado a los Asuras la tierra se
hubiera desintegrado antes de lo previsto y los cuerpos humanos,
contaminados por la radiación
de la descomposición moral, no
hubieran podido albergar un Yo Espiritual. Cristo fue el primero
y único de los Dioses que entró en los infiernos
para confrontarse con los Asuras en su propio
ámbito, según nos cuenta el libro sagrado
gnóstico Pistis Sophia (véase
el nº 9 de esta revista), para
encadenarlos y sujetarlos a las Leyes
Cósmicas y a la Justicia del
Karma, ya que su descontrol amenazaba la misma
supervivencia del mundo físico material donde se asienta
el hombre. Hasta entonces los Asuras vivían albergados en
una morada inexpugnable donde residían, los submundos de
la infrarrealidad, imperceptibles e inalcanzables para las
Jerarquías Creadoras positivas, y desde entonces los
Asuras tienen restringidos sus movimientos supeditados a las
condiciones astrales y kármicas reales de los
fallecidos.
Se puede entender que para boicotear el plan
luciférico de liberar a las almas del peso y sufrimiento
de la materia, Jehová hizo un pacto con las
Jerarquías Adversas de Ahriman y Soradt para generar la
materia sólida donde enganchar a los hombres, para que
éstos creasen un ego y un Yo, y eventualmente iluminasen
la tierra. Y en ese sentido la Octava Esfera sería la
condensación Ahrimánica de las Imaginaciones
Luciféricas de la Antigua Luna, rellenada de sustancia
material Asúrica. Lucifer desea liberar al alma humana de
su apresamiento en la materia, situando al Alma en un Nirvana
espiritual, mientras que Ahriman quiere conducirla a un
universo o
esfera de Formas (su Octava esfera), y los Asuras quieren llevar
el Alma al Avitchi, la no-existencia.
La tentación nirvánica de Lucifer (similar al
Devachán o Nirvana que el alma vive entre dos
encarnaciones tras la muerte),
sería la Octava Esfera Luciférica, mientras que la
Octava esfera Ahrimánica es totalmente artificial y
virtual (está formada de imaginaciones luciféricas
condensadas en formas de Maya), y la Octava esfera Asúrica
sería el Antiguo Hades, el Infierno del Dante, lleno de
niveles y de horrores, en los interiores de la Tierra, por debajo
de la esfera ahrimánica, cerca del centro de la tierra,
conectada con el corazón
oscuro del sol negro (el Demonio Solar Soradt). Un gráfico
que expresase tal ubicación con relación a los
distintos planos, desde el exterior de la tierra hasta su
interior, sería el siguiente:
-DEVACHAN SUPERIOR (Buddhi- Manas
Superior)
-DEVACHAN INFERIOR (Manas)
-ASTRAL
-ETERICO
-MUNDO
FISICO——————————————–
-ETERICO negativo- Elementales
-ASTRAL MALVADO- Región de Lucifer
-DEVACHAN INFERIOR MALVADO- Región de
Ahriman
-DEVACHAN SUPERIOR MALVAD0- Región de los
Asuras
Materialismo y
clarividencia visionaria
Continuamente Lucifer y Ahriman se esfuerzan por arrancar
sustancia terrestre para formar la Octava Esfera, que una vez
perfeccionada será desligada de la tierra y tomará
sus propios caminos cósmicos bajo Ahriman y Lucifer,
quienes luchan constantemente con los Espíritus de la
Forma para arrancarnos la sustancia mineral/material que
hay en nosotros. Y donde más sustancia se nos ha
arrancado, por ser nuestro órgano más perfecto, es
en le cerebro,
instrumento del pensar, precisamente porque nos permite elevarnos
en pensamientos, y así liberarnos de nuestro organismo, y
distinguir entre el bien y el mal. Es por eso que intentan
permanentemente arrebatar la sustancia mineralizada del
órgano más noble del ser humano (el cerebro) para
con ella poder hacer llegar sustancia material a la Octava Esfera
y fortalecerla más y más. Si lo lograsen, se
destruiría la tierra y se desviaría toda la
evolución cósmica a la Octava Esfera, donde
desaparecería la evolución de la
Humanidad.
Y como la Octava Esfera pertenece al entorno de nuestra tierra
física, ya
que estamos siempre rodeados de imaginaciones expuestas a la
infiltración mineral y materialista, hubo que crear un
contrapeso por parte de los espíritus de la Forma:
Yahvé extrajo la luna de la tierra con las sustancias
más compactas y densas, como tal contrapeso, de manera que
estando esa luna compuesta esencialmente por una gran
mineralización, Lucifer y Ahriman no podrían
absorberla ni infiltrarla en su mundo de imaginaciones. Y con el
mismo fin y en el nivel estrictamente humano, Yahvé
tomó otras medidas complementarias: los elementales del
amor que los
Espíritus de la Forma inculcaron como "impulso del amor"
en el principio de la herencia humana,
algo independiente de la cabeza que radica en la misma naturaleza
física del hombre. Todo lo que se relaciona con la
reproducción es independiente del hombre y
no puede penetrarlo con su pensamiento,
de manera que aunque Lucifer y Ahriman, en su tendencia a la mera
sabiduría, pueden dominar la cabeza, son impotentes para
apoderarse de lo que en la tierra es sustancia genética,
que corresponde única y estrictamente al ámbito de
Yahvé. El amor
natural creado por Yahvé en el hombre supone el contrapeso
fundamental a la carencia de amor de Lucifer y Ahriman.
En las esferas previas de Antiguo Saturno, de Antiguo Sol y de
Antigua Luna hubo que dotar al hombre de naturaleza mineral, para
que en la tierra madurase y fuese educado para la libertad de la
voluntad, que será absolutamente necesaria después
en Júpiter, Venus y Vulcano. La tierra es generadora de la
libertad, al impregnar al hombre de lo físico-mineral, y
la labor de Lucifer y Ahriman consiste en arrastrar su libre
voluntad hacia la Octava Esfera, lo cual pone al hombre en un
continuo peligro, sugiriéndole, mediante la mediumnidad y
la clarividencia visionaria, toda clase de
ilusiones fingidas, para, mediante la sustracción de
sucesivos pedazos de su alma, arrancarle su voluntad y
sumergirla en la Octava Esfera, haciendo así que tal alma
desaparezca del desarrollo terrenal. Y es eso lo que hicieron con
los mediums espiritistas, ofreciéndoles información del mundo espiritual y
diciéndoles que procedía de los muertos, cuando el
resultado real es que les fueron atrapadas sus
almas.
El materialismo
había llegado en la época de Blavatsky a su pleno
vigor, y si bien es cierto que la fundadora de la teosofía
redespertó el camino espiritual a los hombres, aunque
supeditado a los intereses particulares de los Mahatmas
luciferito-ahrimánicos, lo que hicieron entonces las
jerarquías adversas fue poner al materialismo el cariz de
oculto, para lo cual proclamaron que la luna era la Octava
Esfera, cuando, como ya se ha dicho, la misma había sido
creada por las jerarquías positivas como contrapeso de la
Octava Esfera. Y así con Sinnet y con el Budismo
Esotérico, bajo la influencia de los ocultistas
hindúes del sendero izquierdo (los mahatmas), el
materialismo se convirtió en ocultismo, pues había
que crear un sistema de
sabiduría esotérica cuya teoría
eliminase a Cristo y a Yahvé, presentando a Lucifer en su
lugar (que en realidad eran Lucifer y Ahriman juntos, pero no
tenían acceso a esa distinción fundamental) como el
verdadero Espíritu de Luz. Así
se divinizaba y reverenciaba a Lucifer como el gran benefactor de
la humanidad, el introductor de la ciencia, el
arte y el
progreso de la raza humana, sin contar con que en realidad
Lucifer, habiendo sido el que dota al hombre del trabajo mental
cerebral, necesita el contrapeso de aquello esencial con lo que
no cuenta: el Amor. Y por el contrario Yahvé era
presentado por los mahatmas como un dios lunar menor que
había introducido en el hombre la lacra de la herencia
genética, la reproducción sexual y la sensualidad
terrenal.
Luego la luna no es la Octava Esfera como afirmaban los
mahatmas, sino que lo es la fuerza que atrae la luna,
implantada por Jahvé en la naturaleza inferior del hombre,
en oposición y antagonismo a Lucifer. Al pregonar tal
falsedad, el objetivo de
los mahatmas a través de Blavatsky, era situar a Lucifer
en el papel de Cristo haciendo creer al mundo que la luna era la
Octava esfera, y denigrando así a
Yahvé/Jehová como su creador, considerándole
por tanto como un dios de naturaleza inferior.
Steiner avisó reiteradamente del peligro de la
clarividencia visionaria, que conduce directamente a la Octava
Esfera y que produce que Lucifer y Ahriman se apoderen con el
mayor placer de la sabiduría divina para llevarla a
la Octava Esfera, y en tal sentido solo admitió la
clarividencia que excluye a Lucifer y Ahriman, para dirigirse a
los mundos superiores espirituales reales, con el fin de evitar
precisamente que la voluntad del clarividente quede atada y
supeditada a la Octava Esfera, en el objetivo expreso de ambas
jerarquías rezagadas de transformar una sociedad
humana en que pudiera existir la libertad en una sociedad de
esclavos. Y estando la Octava Esfera como está dentro de
la tierra, y alrededor de todos nosotros como todo lo
espiritual que nos impregna, para poder percibirla hay que
desarrollar un órgano especial, distinto a los sentidos
normales del ser humano, y que es la clarividencia imaginativa
visionaria.
Conclusión
Lucifer quiere arrancar al hombre de la materia y mediante la
imaginación llevarnos a un medio similar al de la antigua
luna con su sabiduría y sin los condicionamientos de la
materia, mientras que Ahriman lo que quiere es arrancar materia
de la tierra. A través de la actuación conjunta y
combinada de ambas jerarquías adversas las imaginaciones
lunares han sido densificadas en la materia y forman el contenido
de la Octava Esfera. Tales imaginaciones materializadas son
espectros de un mundo creado por Lucifer y Ahriman: la
Octava Esfera, una "luna" compuesta de las imaginaciones
luciféricas, que no son sino reflejos de los mundos
superiores y de los elementales materiales
terrestres ahrimánicos, constituyendo todo ello un
fenómeno completamente falso de espejismo e ilusión
dentro del universo. Su objetivo no es otro que desbaratar y
frustrar todo el proceso
evolutivo de la humanidad llevando a la Octava Esfera la
sustancia esencial de la tierra que es el cerebro humano, lo cual
generará hombres de pensamiento materialista, torciendo
así definitivamente el proyecto
crístico de llevar a la humanidad a Júpiter,
para llegar a formar eventualmente la Décima
Jerarquía de Seres de Amor, Compasión y
Libertad.
El hombre tiene en sí homeopáticamente todas las
virtudes de las Jerarquías Superiores, tanto de Serafines,
como de Querubines o Tronos, Espíritus de
Sabiduría, del Movimiento o
de la Forma etc., y asimismo, a la vez, podemos contactar el Mal
en la tierra (los seres luciféricos, ahrimánicos y
Asuras que también forman parte nuestra). Si somos capaces
de integrar en nosotros el impulso crístico, podremos
reintegrar a esos seres "malignos" al Padre, Hijo y Espíritu
Santo y reconquistar así a las fuerzas adversas
desgajadas en su día del Bien: metamorfosear el Mal
mediante las fuerzas del hombre, precisamente por medio de ese
impulso divino de Cristo en nosotros, ya que somos los
únicos seres en nuestro universo que portamos en nuestro
interior tanto al Bien como al Mal. El Yo ha de actuar como un
Sol (la Consciencia de Cristo en nosotros), en medio de los
estímulos de los elementos que nos quieren doblegar hacia
la Octava Esfera que es su reino, y ha de calibrar e identificar
esos impulsos sensoriales del ego y de la materia, para ser libre
de ellos.
Emilio Sáinz
Ortega
Nota
adicional
El misterioso caso de los U.F.O. (u O.V.N.I., objetos
voladores no identificados) tiene muy probablemente un origen
basado en los fenómenos espectrales producidos por la
Octava Esfera, sobre el que hay ya demasiada literatura
fantasmagórica y astraloide como para poder entrar a
examinar su realidad en forma científica y consecuente,
por lo que, al no ser de nuestro interés
particular a causa precisamente de todas las concomitancias
ilusionistas y fantásticas con que viene siendo
enfocado, allá cada uno en su interpretación sobre el tema, pero el
confusionismo que rodea a tales planteamientos sería una
de las empresas u
objetivos de
las potencias adversas que promueven la esfera de la
ilusión espectral que es la Octava. Otro fenómeno a
estudiar en la misma dirección, aunque éste es
perfectamente accesible a su constatación a
través de fotografías y reportajes públicos,
son los llamados Círculos en las cosechas, también
denominados pictogramas o crop circles (en inglés), que son dibujos que
aparecen en campos de cultivo (trigo, maíz,
etc), supuestamente creados por extraterrestres. Aunque
inicialmente empezaron como formas geométricas
básicas, anagramas y auténticos mandalas, los
círculos han ido incrementando su complejidad, hasta el
punto en el que han llegado a dar respuesta de mensajes en
código
binario, un dibujo del
calendario maya, e incluso uno con la imagen de un
alienígena sosteniendo otro mensaje en código
binario.
Tales "círculos de los cultivos" (o "de las cosechas")
pueden ser observados casi minuciosamente a través de los
videoclips o films cortometrajes/reportajes que aparecen en
Internet en la
página de YouTube (introduciendo después el
epígrafe de "Crop circles") donde se nos muestran con toda
precisión en forma de diseños que aparecen impresos
sobre cultivos, por lo general de tipo gramíneo, en el
término de una noche. Los dibujos son definidos por la
posición de las plantas, que en
ese tipo de cultivo están distribuidas apretadamente. En
los últimos diez años han ido apareciendo
más y más conjuntos con
dibujos matemáticos extremadamente complejos,
formados de centenares de círculos y otras formas
geométricas, y la reacción de algunos, los que van
más allá de aquellos excépticos que creen
que son otro montaje más o menos turístico, ha sido
la de traducir el fenómeno como un intento
bienintencionado de civilizaciones extraterrestres por contactar
y reconducir la nuestra.
Aunque se reportan miles cada año y hay personas y
organizaciones
en todo el mundo que se están ocupando de registrar la
aparición de estas formaciones en los cultivos, en un
intento de aprender más sobre su misteriosa naturaleza, el
país más nombrado como origen de la
aparición de los círculos de los cultivos es
Inglaterra,
particularmente la región de Wiltshire (justamente la zona
donde están los famosos monumentos megalíticos como
Stonehenge). Se menciona reiteradamente a Salisbury y Amesbury,
ubicados al sur de Inglaterra, como escenario tanto de la
aparición de estas extrañas marcas como de
una pujante industria
turística basada en los círculos. Además de
los originales en Inglaterra, hay reportes de Estados Unidos de
América, Canadá, Europa,
Sudamérica (incluyendo Argentina), Asia y Australia.
Hay muy pocos países en los que no se han encontrado
círculos.
Tan peculiares y aparentemente "reales" fenómenos
podrían ser perfectamente imágenes
luciféricas (armónicas, atractivas, bellas las
más de las veces) materializadas en tierra por la acción
conjunta de las entidades ahrimánicas, lo que
constituiría otra forma más de astralidad
materializada, sustitutiva del verdadero espíritu, para
añadirla a los mensajes "canalizados" de tantos
pseudo-maestros amparados en toda la literatura de la "New Age"
imperante en nuestro Occidente, con los que confundir a la buena
voluntad de aquellos seres humanos que se hallan enajenados de su
alma y perdidos de la verdadera ciencia
espiritual. O caemos en la red de tanta ilusión
y espejismo o nos esforzamos en trascender la apariencia de la
materia pare reencontrar de nuevo nuestra única realidad.
Es nuestra responsabilidad.
Autor:
Emilio Sáinz Ortega
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